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Huérfanos por el SIDA: Tragedia silenciosa en el África subsahariana
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La trágica epidemia del VIH/SIDA ha atraído la atención de los medios
de comunicación. Sin embargo, el impacto a largo plazo en las sociedades africanas
de los 11 millones de huérfanos a consecuencia del SIDA que viven en el
África subsahariana, pocas veces ha sido el centro de atención, a pesar de
ser uno de los aspectos más problemático de la epidemia.
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Hoy en día existen más de 34 millones de huérfanos en la región y
aproximadamente 11 millones de ellos son huérfanos a causa del VIH/SIDA. 8
de cada 10 niños huérfanos en el mundo, cuyos padres han muerto a causa del
SIDA, viven en el África subsahariana. Durante la última década la
proporción de huérfanos como consecuencia del SIDA aumentó del 3.5% al 32%
y continuará creciendo exponencialmente mientras la enfermedad se siga
dispersando sin obstáculos que la detengan. Como resultado, la enfermedad
está causando que una generación completa de niños quede en la orfandad,
poniendo en peligro su salud, sus derechos, su bienestar y a veces incluso
su sobrevivencia, sin mencionar las posibilidades de desarrollo en general
de los países en los que viven.
La epidemia del SIDA contribuye a agravar la pobreza en
muchas comunidades, puesto que la carga de cuidar a la gran mayoría de los
huérfanos recae en familias extendidas que ya sufren presiones económicas
extremas, se trata de mujeres y abuelos que cuentan sólo con los más
precarios recursos. Se estima que estas familias tienen ingresos inferiores
en un 31% a los de otras familias. Sin una red de seguridad sólida, la vida
en las calles es la salida de muchos huérfanos, quienes a menudo sufren de
mala salud, traumas y angustia psicológica, lo cual los hace más
vulnerables al abuso y a la explotación.
La situación en general ha alcanzado proporciones alarmantes, también
debido a que las mujeres ya no representan la minoría de las infecciones y
representan ahora el epicentro de la epidemia del VIH/SIDA en el África
subsahariana. Las niñas y las mujeres se ven afectadas de manera
desproporcionada, pues representan en promedio el 55% del total de víctimas
de SIDA. Además las limitaciones en su acceso a la educación y a los
tratamientos médicos, aunadas a su incapacidad para trabajar están causando
que las familias rurales se hundan más en la pobreza.
Con la devastación ocasionada por SIDA, las economías han comenzado a
desmoronarse. Se necesitan estrategias nacionales urgentes para fortalecer
las capacidades de acción del gobierno, las
comunidades y las familias y redoblar la cooperación internacional para
revertir el curso de esta calamidad mundial. "Todos estamos luchando
por encontrar una respuesta viable, y existen, por supuesto, magníficos
proyectos e iniciativas en todos los países pero parece que no podemos
ampliarlos a la escala del problema", declaró Stephen Lewis, Enviado
Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para África.
"Mientras tanto, millones de niños viven traumatizados, con vidas sin
estabilidad, privados no sólo de sus padres, sino también de su niñez y su
vida futura".
Lo que a menudo pasa desapercibido es el efecto multiplicador que la
epidemia tendrá en la gobernabilidad futura, en las estructuras sociales y
en el crecimiento de los países más afectados en el África subsahariana.
Las dramáticamente elevadas tasas de mortandad derivarán en la disminución
de gran parte de la fuerza laboral, tanto en las áreas urbanas como en las
rurales, con pérdidas que podrían tener un profundo impacto en la base de
las economías y en la administración pública. Sin duda, el África
subsahariana no es la única que enfrenta este reto -varios países en Asia
han comenzado a sentir los primeros estragos de la "generación
perdida" de los huérfanos por el SIDA. Con el número de huérfanos por
el SIDA amenazando con alcanzar los 25 millones para el año 2010, este
problema debe permanecer en el centro de la atención de todos los
interesados -gobiernos, el público en general y los medios de comunicación-
para contener el esparcimiento de este flagelo.
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